Los XV Años


La celebración de los XV años surge de la unión de los prehispánicos y de las cortes europea. Esta celebración tomo popularidad en los años 50 y ha ido cambiando conforme pasa el tiempo y las tradiciones de cada lugar en donde se realizan.

Se cuenta que se organizaban bailes de presentación para las señoritas de “alta sociedad” en países de Latinoamérica, principalmente en México. A mediados de los años 50 estos bailes se adaptaron a barrios proletariados.

Originalmente consistía en realizar una misa, llevar un ramo de flores a la Virgen María y otorgarle a la festejada una última muñeca, estas costumbres tienen origen en México y se han extendido a lo largo de Latinoamérica. En cambio, la tradición del cambio de zapato a zapatillas fue popularizado en Puerto Rico. Eso sí, no podía faltar el tradicional vals, acompañada de los chambelanes.

El ser chambelán implicaba hablar con los padres del joven y pedir su autorización para que durante esa noche sirviera a la hermosa quinceañera. Al inicio se implementó el uso de 14 chambelanes, todos con traje tipo militar y espadas, además de 14 damas, que normalmente eran amigas o primas de la festejada. Las damas fueron dejándose de usar poco a poco ya que muchas veces las quinceañeras se sentían opacadas por ellas.

Fueron las elites quienes en el siglo XX realizaban estos festejos, muchos de ellos pactaban promesa de matrimonio con el chambelán principal, aunque muchas veces no era utilizado como un evento de compromiso, pues muchos padres pensaban que, si sus hijas no “salían de blanco”, mínimo le habrían festejado los XV años.

La quinceañera realizaba varios bailes, entre ellos se encontraba la marcha triunfal. El vals con el padre, el vals familiar, así como un baile adicional entre los cuales se encontraban el mambo, el regional, el cha cha cha, tango o un danzón.

Actualmente se siguen manteniendo la gran mayoría de estos rituales, pues se les considera de gran importancia para el paso de la niñez a la adultez de la festejada, además esta celebración se acompaña de un banquete pagado por los padres, un tradicional brindis y la deliciosa partida de pastel.



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